"Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos."

Efesios 4:5-6

En Bethel
Chimalhuacán...

Somos  una congregación de creyentes en  Cristo , bautizados después de una profesión  publica de fe. Reconocemos a Cristo como la única cabeza, siendo  la Biblia  nuestra regla de fe y práctica. Somos una iglesia que cumplen con la gran comisión de ir y hacer discípulos.

¿En qué creemos?

1. Las sagradas escrituras

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”
(2 Timoteo 3:16-17).

La Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados por Dios  y es registro de la Revelación que Dios hace de sí mismo al hombre
(2 Pedro 1:20-21).

Es un perfecto tesoro de instrucción divina. Su autor es Dios y por ello es absolutamente inerrante, infalible y autoritativa, (Mateo 24:35; Juan 10:35; 2 Timoteo 3:16-17) Su fin es la salvación del género humano y su asunto es la verdad sin ninguna mezcla de error (Juan 17:17; 2 Timoteo 3:15-17; 2 Pedro 2:20-21). Revela los principios por los cuales Dios nos juzga; y por lo tanto es y será hasta el fin del mundo (2 Corintios 5:10), la norma suprema por la cual toda conducta humana, credos y opiniones religiosas deben ser juzgados (Mateo 5:18; Hebreos 4:12). Contiene 66 libros únicamente (39 en el AT y 27 en el NT).

2. El verdadero Dios

“Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército, la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” (Nehemías 9:6). 

Hay un solo Dios viviente y verdadero, un Espíritu que es Omnisciente, Omnipresente, Omnipotente y absolutamente Santo (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10-11; 45:5-6; 1 Corintios 8:4). Es un ser personal, inteligente y espiritual, el Creador, Redentor, Conservador y Gobernante del Universo, Dios es infinito en Santidad y en todas las demás perfecciones (1 Crónicas 29:11; Salmos 103:19; Mateo 28:19; Juan 4:24; Romanos 11:36). A Él debemos el amor más elevado, reverencia y obediencia. El Dios eterno se nos revela existiendo eternamente como Padre, Hijo y Espíritu Santo, quienes siendo iguales en toda perfección divina desempeñan oficios diferentes, aunque unísonos en la obra de la redención (Salmos 145:8-9; Juan 10:30; 14:9; 2 Corintios 13:14; Colosenses 2:9; Tito 2:46).

3. El hombre

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:26-27). 

Dios, por acción directa, creó al hombre a su propia imagen (Génesis 1:26-27); por lo mismo está es la obra culminante de la creación efectuada por Dios (Génesis 1:29; Salmos 8:3-8). En el Edén el hombre era libre de pecado, al caer en  la tentación de Satanás, el hombre transgredió el mandamiento de Dios y perdió su inocencia original; por esto su posteridad heredó una naturaleza caída y un ambiente pecaminoso, lo que implica que todo hombre está separado de Dios, inherentemente corrupto, muerto espiritualmente y sin poder alguno para tener la capacidad en sí mismo de restauración, (Génesis 6:5, 12; Romanos 3:10-12, 5:12; Efesios 2:1-3) Solamente la gracia de Dios puede hacer que el hombre vuelva a estar en santa comunión con Dios (Juan 3:16; Efesios 2:4-9) Dios creó al hombre a su propia imagen y porque Cristo murió por el hombre; por lo tanto, cada hombre posee dignidad, merece respeto y amor cristiano.

4. La salvación es por gracia

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). 

Creemos que la salvación de los pecadores es sólo por la gracia de Dios,es gratuita para todos por medio de la fe en Cristo (Juan 1:12, 3:16; Romanos 10:9-10; Efesios 1:7; 2:8; 1 Pedro 1:18-19);  No depende de las buenas obras o méritos que el hombre pueda hacer (Romanos 1:16-17; 3:21-26; Efesios 2:9);  El único obstáculo para su salvación, es la depravación  (Salmo 14:1-3; 51:3-5; Jeremías 17:9-10; Romanos 3:9-18, 23) y  el rechazo voluntario de Cristo como el único Salvador; rechazo o desprecio que le acarrea condenación eterna (Juan 3:18-20, 36). 

5. Regeneración

“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5). 

Creemos que la regeneración. Consiste en que el Espíritu Santo imparte un cambio de corazón y mente (Ezequiel 11:19; Romanos 12:2).

 Es el nuevo nacimiento en el corazón del hombre que se efectúa por el poder del Espíritu Santo y en conexión con la verdad divina (Juan 3:3-5; 5:24; Tito 3:5). El nuevo nacimiento produce el deseo de voluntariamente obedecer al evangelio. Su evidencia se manifiesta en los frutos que produce el creyente, (Mateo 7: 20; Hechos 5:29; 1 Corintios 6:19-20; Efesios 2:10; 5:17-21; Filipenses 2:12-13; Colosenses 3:12-17), así como en actitudes y conductas justas

6. El arrepentimiento y la fe

“que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9-10).

 

Creemos que el arrepentimiento y la fe son requisitos indispensables para la salvación (Marcos 1:14-15; Lucas 24:46-47; Hechos 3:13, 16, 19; 5:31-32).  Que el arrepentimiento es hacia Dios y la fe hacia Cristo Jesús, y que estos están íntimamente relacionados (Hechos 20:21). Que tanto la fe como el arrepentimiento son regalos de Dios (Hechos 11:18; Efesios 2:8), ya que toda la obra de salvación depende exclusivamente de Dios. Que son la obra del Espíritu Santo en el corazón (Juan 16:7-11). Que por medio de ellos el pecador convicto, sinceramente contrito o arrepentido, vuelve a Dios y reconoce a Cristo como su Salvador y Señor personal, Mediador Único y Rey (Salmo 51:16-17; Romanos 10:9-13).

7. La justificación

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.” (Romanos 1:16-17). 

Creemos que la justificación es el acto legal en el que Dios declara como “JUSTO” al pecador, quien se arrepiente de sus pecados y viene a Cristo mediante la fe reconociéndole como Señor y Salvador de su vida. También es un recordatorio del perdón del pecado, donde Dios les atribuye la justicia de Cristo, Romanos 1:16-17, 2:4, 3:26, 5:1-2, 8-10; 8:29-30; 2 Corintios 5:21, 7:10; Introducirnos a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios, haciendo nuestros desde ahora y para siempre todos los demás bienes que fueren necesarios, Hechos 3:19; Romanos 5:1-5; Filipenses 2:9-11; 2 Pedro 1:3-8. Significa estar establecido por Dios en una relación recta con Él. 

8. La elección

“quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9). 

Creemos que la elección es: El acto por el cual Dios en su gracia e independientemente de cualquier mérito, escoge entre los hombres pecaminosos a algunos para recibir su gracia salvadora, a quienes salva, regenera y santifica.

 Que es ésta la más gloriosa demostración de la soberana bondad de Dios.  Siendo infinitamente gratuita, sabia, santa e inmutable; excluye eternamente toda jactancia y promueve la humildad, amor, oración, alabanza y confianza en Dios, e imitación activa de su gratuita misericordia que se manifiesta por sus efectos en todos aquellos que verdaderamente creen al evangelio (Juan 3:18-19, 5:40; Romanos 8:28-30; Efesios 1:3-14;2 Tesalonicenses 2:10-15; 2 Timoteo 1:9, 2:10-13; 1 Pedro 1:1-5; Apocalipsis 22:17). Que es la base de la seguridad cristiana y que requiere y merece la más perfecta diligencia (2 Pedro 1:10-11).

9. La santificación

“Y esto erais algunos; más ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:11). 

Creemos que la santificación es: El proceso de purificación por el cual, conforme a la voluntad de Dios, somos hechos participantes de su santidad (1 Pedro 1:13-16). Que es una obra progresiva. Cuyo principio está en la regeneración y que se efectúa en el corazón de los creyentes por el poder y la presencia del Espíritu Santo, que es el Sello y Consolador del creyente en el ejercicio continuo de los medios establecidos, particularmente la Palabra de Dios, el examen personal, abnegación, vigilancia, oración y cumplimiento de todo deber piadoso. Perfección que sólo se alcanza hasta la gloria, mientras tanto hay una lucha contra el pecado.  Llegando a la perfección con la purificación de los cuerpos en la Segunda Venida de Cristo, Hechos 20:32; Romanos 6:1-23; 1 Corintios 1:2, 30; 6:11; Filipenses 3:21; 1 Tesalonicenses 5:23-24; Hebreos 2:11; 10:10, 14.

10. La perseverancia de los santos

“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). 

Todos los verdaderos creyentes perseveran hasta el fin, de manera que están seguros en Cristo para siempre (2 Juan 9). Aquellos a quienes el Señor ha aceptado en Cristo y ha santificado por su Espíritu Santo, jamás caerán del estado de gracia, sino que perseverarán hasta el fin (Mateo 13:23; 24:13; Lucas 8:15; Juan 10:27-30; Romanos 6:15-22; 1 Corintios 1:7-8, 15:1-2; Tito 2:11-14). Los creyentes pueden caer en pecado por negligencia y tentación, por lo cual contristan al Espíritu (Efesios 4:30), menoscaban sus virtudes y su bienestar espiritual, hacen que haya reproches para la causa de Cristo y juicios temporalmente adversos a ellos; sin embargo, ellos serán guardados por el poder de Dios, mediante la fe que produce salvación. Aquellos que no perseveren han demostrado que nunca fueron creyentes genuinos (1 Juan 2:19).

11. La ley del evangelio

“De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe” (Gálatas 3:24). 

Creemos que las Escrituras enseñan que: (1) La ley de Dios es la norma eterna e invariable de su gobierno moral; (2) Que la ley es Santa, Justa y Buena (Deuteronomio 32:4; Juan 17:17; 1 Corintios 2:7-14; Salmo 119); y (3) Que la única causa de la incapacidad de cumplir los preceptos de ella, que atribuyen las Escrituras al hombre caído es la naturaleza pecaminosa de éste (Salmo 14:1-4; Romanos 1:18-32, 7:5-6; Gálatas 3:22-25).

12. Una iglesia verdadera

“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:46-47). 

Creemos que una iglesia verdadera de Cristo es una congregación de creyentes en Él, bautizados después de una profesión de fe. Unidos en las doctrinas del Evangelio, comprometidos en mantener las ordenanzas conforme a las Escrituras (Efesios 4:4-6). Reconociendo a Cristo como la única cabeza, tomando la Biblia como su única regla de fe y práctica. Cuyos oficiales bíblicos son pastor u obispo y diáconos (Lucas 22:19; Hechos 2:38-47, 14:23, 27; 20:28; 1 Corintios 11:3, 18-20; 12:12-13; Efesios 1:22; 3:21; 4:11, 15; Filipenses 1:1; Colosenses 1:18; 1 Pedro 5:1-5). Creemos también que el propósito de la iglesia es darle honra y gloria solo a Dios, al edificarse en la fe al ser instruidos en la Palabra de Dios, al tener vida en comunión, al guardar las ordenanzas y al extender el evangelio de Cristo en todo el mundo (Mateo 28:19-20 Hechos 1:8, 2:38-47, 20:28; Efesios 3:21, 4:13-16; 2 Timoteo 2:2, 3:16-17).

13. El Bautismo Cristiano

“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4). 

Creemos que el bautismo es la primer ordenanza del Señor Jesucristo a su iglesia, y que: (1) Es por inmersión en agua, donde el creyente se identifica con y en Cristo, ejecutado por un administrador idóneo (Mateo 3:16; Hechos 2:41); (2) Efectuado “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”, porque tal es el mandato del Señor Jesucristo en Mateo 28:19-20; (3) Que es símbolo de la sepultura y resurrección de Cristo, y del creyente (Romanos 6:3-5; Colosenses 2:12); y (4) Que es un requisito para gozar de los privilegios de la iglesia (Hechos 2:41-42, 46-47). 

14. La Cena del Señor

“Y mientras comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos. Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.” (Marcos 14:22-24). 

Creemos que la Cena del Señor es la segunda ordenanza a la iglesia y que: (1) Consiste en dos elementos que son pan sin levadura y vino fruto de la vid, los que representan respectivamente el cuerpo y la sangre de Cristo; (2) Que los participantes deben ser creyentes bautizados que tengan la misma doctrina y que se celebra en la reunión de la iglesia; y (3) Que la cena conmemora el sufrimiento, la muerte y el regreso de Cristo (Mateo 26:17-20, 26-28; Marcos 14:12-17, 22-25; Lucas 22:7-20; 1 Corintios 10:15-17; 11:23-26). 

15. El Día del Señor

“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” (Hebreos 4:9-10). 

Creemos que: El primer día de la semana (domingo) ha de consagrarse para propósitos religiosos. Absteniéndose el cristiano de todo trabajo secular que no sea obra de misericordia o de absoluta necesidad.  Juan 20:1-6, 19; Hechos 2:1, 20:7; Apocalipsis 1:10 (refiriéndose al domingo).

16. El Gobierno Civil

“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1). 

Creemos que el gobierno civil existe por disposición divina para los intereses y el buen orden de la sociedad humana. Que debemos orar por las autoridades (los magistrados) honrándolos, y obedeciéndoles, excepto en aquellas cosas que sean opuestas a la voluntad del Señor, único dueño de la consciencia y Príncipe de los reyes de la tierra (Hechos 5:29). Creemos que debe haber independencia de acción entre el Estado y la Iglesia, siendo cada cual útil e importante en su lugar (Daniel 2:20-23, 4:32; Marcos 12:13-17; Romanos 13:1-7; 1 Timoteo 2:1-5; Tito 3:1; 1 Pedro 1:13-17).

17. La segunda Venida de Cristo

“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá, así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” (1 Tesalonicenses 5:23). 

Creemos que: (1) Cristo vendrá otra vez en forma personal y visible (Mateo 24:27; 25:31; Hechos 1:10-11; 1 Tesalonicenses 4:13-17; Tito 2:13); (2) Vendrá como ladrón en la noche, porque no sabemos el día ni la hora (Mateo 24:42-44; Lucas 12:37-40; Hechos 1:68; 1 Tesalonicenses 5:2-4; 2 Pedro 3:10; Apocalipsis 16:15); (3) vendrá como Juez porque el día de la salvación ha llegado (Daniel 2:44, 9:24-27; 12:1; Mateo 24:15-31; 25:31-46; Hechos 17:31; 2 Tesalonicenses 2:7-12; Apocalipsis 16); y (4) que regresará a ocupar el trono de David y a establecer su reino (Mateo 24:1-35; 1 Tesalonicenses 4:13-18). 

18. El Juicio Final

“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10). 

Creemos que cuando venga Cristo al mundo otra vez se verificará el juicio, que tiene por objeto premiar al hombre según sus obras. Hacer manifiesto su carácter verdadero de Rey de reyes y Señor de señores y hacer separación entre los redimidos y los perdidos. Que todos estarán presentes en el juicio. De este juicio cada quien irá a su respectivo lugar (Mateo 25:34, 41; Juan 5:22; Romanos 2:6-11, 14:10-13; 2 Corintios 5:10; Apocalipsis 20:10-15). 

19. El Cielo y el Infierno

“vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia” (Romanos 2:7-8). 

Creemos que hay dos lugares en que los hombres habrán de morar después de esta vida: (1) Los redimidos vivirán con Cristo en el cielo (Mateo 5:3, 10, 12, 45; 7:21; Juan 14:1-4; Romanos 2:7; 2 Corintios 5:1; Filipenses 3:20; 1 Pedro 1:4; Apocalipsis 3:12; 21:3, 2223); y (2) los perdidos existirán en el infierno con el diablo y sus ángeles en un castigo  eterno (Mateo 5:22, 29-30, 10:28, 18:9; Efesios 5:5; 2 Pedro 2:4; Apocalipsis 19:20, 20:7-15). Tal existencia, sea en el cielo o en el infierno será eterna (Mateo 25:3146; Juan 3:15-16, 36; Romanos 6:23; 2 Tesalonicenses 1:9; Hebreos 5:9; 9:15; Judas 6, 13; Apocalipsis 21:1-8). 

20. Mayordomía

“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (1 Corintios 4:1-2). 

Creemos que Dios es la fuente de todas las bendiciones materiales y espirituales; todo lo que tenemos se lo debemos a Él (1 Crónicas 29:11-12).  Por tanto, están bajo la obligación y responsabilidad de servir a Dios con su tiempo, con sus talentos, y sus posesiones materiales (1 Pedro 4:10-11); reconociendo  que sólo es un mayordomo y  que todo  le ha sido confiado a fin de usarlo para la honra y gloria de Dios y para ayudar a otros. De acuerdo con las Escrituras, los cristianos, deben contribuir regular y sistemáticamente, de manera proporcional y liberal para el extendimiento de la causa del Redentor en la tierra (Deuteronomio 8:11-18; Salmos 24:1-2; Hageo 2:8; Mateo 25:21; Lucas 12:41-48; 1 Corintios 4:1-2; 2 Corintios 8:1-5, 9:6-8; Efesios 1:3-14; 2 Pedro 1:311)

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